Corra… que viene la migra.
Para ser sincero, estaba trabajando en otra entrada, la cual llevaba trabajando ya un par de semanas, pero después de ver un video en Twitter donde aparecen algunos policías —o burlándose o asustando— diciéndole a los que acuerpan la primer caravana migrante del 2021 que «corran, que viene la migra». No les voy a mentir, me enojé bastante. Dan ganas de llorar. No hay otra forma de describir lo que sentí al verlo. Simplemente dan ganas de llorar.
La cantidad de personas que salieron juntas esta vez supera la cifra de 3,500. Y enero todavía no termina. Así como a penas empieza el año, también empieza un nuevo ciclo de acoso y burla de los policías, que bajo las ilusiones de su poder —o quizá solo de sus fusiles— se burlan de los verdaderos héroes que buscan mejorar las condiciones materiales de sus familias huyendo de esta triste y putrefacta excusa de Estado. Una de las razones por las que huyen de estas hondas fronteras es la extorsión. Estos oficiales que se burlaron de los migrantes y de como venía la migra por ellos podrían estar atendiendo a las denuncias de extorsión, o quizá solo no ayudarle a los extorsionadores a aterrorizar a los hondureños.
La policía de Honduras ha adoptado el lema gringo de los azules: Servir y Proteger. Bueno, solo puedo imaginar que los que iban sufriendo el acoso de estos oficiales no se sentían protegidos. El video me hizo recordar las ocasiones en que la policía se burlaba de los estudiantes de la autónoma y me imagino que la sensación de estas personas en el video era la misma que nosotros sentimos cuando nos gritan cosas por la calle los mismos azulitos: miedo y furia.
Si la misma policía nos intimida y nos aterroriza, ¿sirve y protege? Pues la verdad parece ser que no. En un momento mi mejor amigo y yo discutíamos que Honduras se ha degradado en la forma negativa de una especie de anarquía. Pero no de la anarquía que habla Renato, no es el sinónimo del caos y destrucción, sino más bien en la ausencia de un Estado. Mi amigo me dijo que Honduras consiste básicamente en diez familias y militares. Yo corregiría que son menos familia, ya que se han casado los unos con los otros —literalmente— y consolidaron sus lazos y su poder como en los siglos del medioevo.
Pero bueno, ¿qué tiene que ver la pequeña oligarquía con la policía? Pues no mucho, pero sí tienen una relación de mutua ganancia. Si tu apellido es Atala y te para un azulito en la madrugada y si además de eso, tuviste tragos de más, no tenés por qué preocuparte. Una mordida es suficiente, igual para vos no ha de ser mucho dinero pasarle al jefe p’al fresco y que no te lleven a la posta innombrable. Entonces la ley no es igual para todos y sí discrimina… ¿qué hay de nuevo con eso? No mucho. Lo que espero que sea novedoso es la pregunta que les vengo a plantear hoy. ¿Sirve de algo tener policía en Honduras?
Teniendo en cuenta que la policía tiene como objetivo servir y proteger a la población del crimen pareciera que el cuerpo policial es indispensable para cualquier nación. Debe mantener el orden y la paz. Pero en Honduras no hay orden ni paz. Esto no se debe a que no hay policía, se debe a que la policía no garantiza la seguridad que debería proveer. Esto tampoco es nuevo y no es solo un problema en Honduras. Solo tenemos que ver a la «mayor democracia del mundo» para darnos cuenta del engaño que los cuerpos policiales realmente son.
No es cuestión de depurar a la policía y que ellos hagan bien su trabajo. El crimen que ellos deberían detener se puede eliminar con condiciones de vida dignas para los ciudadanos. Suena sencillo cuando se dice así sin más. Pero al final se reduce a esa oración. Realizarlo es, indiscutiblemente, muy complejo. Pero la policía como la conocemos hoy no sería necesaria. Sin embargo, más allá del caso hipotético que les planteo, en las circunstancias reales podemos plantearnos la pregunta y volver a decir que la policía no es necesaria. Si van a hacer una fila para burlarse de las personas a las que deberían estar defendiendo, no tienen un uso más que ser abono para la tierra.
Para tener policías, cuyos salarios pagan nuestros impuestos, más la alta tasa de seguridad —que de segura no tiene nada— mejor no tener policía y arreglárnosla entre nosotros como aquellos vecinos que quemaron al sicario en plena avenida de la Arturo Quezada. Para tener policías que le disparan a estudiantes y no a los verdaderos criminales de cuello blanco, mejor no tener policía y seguir sobreviviendo el día a día como uno pueda. En Honduras vivimos en un constante sálvense quien pueda. Estamos demasiado asustados para hacer algo, lo que sea. La fraternidad y la solidaridad estalla en esporádicos y efímeros momentos. Y los que menos ayudan son, de nuevo, los policías.
Lo más irónico de toda esta triste situación es que al repetir la frase una y otra vez no se dan cuenta que prueban mi punto. La migra, si no me equivoco, es una división especial de la policía de la Nueva Corona que funciona específicamente para deportar a los ilegales en la tierra de los libres y el hogar de los valientes. Corra, que viene la migra, yo voy a seguir sin protegerlo. Corra, que viene la migra, refúgiese en algún lugar, que lo van a agarrar. Téngale miedo a la policía de allá, así como me tuvo miedo a mí aquí, porque al final todos somos iguales. Corra, que viene la migra.